No es raro que se me peguen las canciones que escucho;
pero hay dos que me resultan irresistibles:
pero hay dos que me resultan irresistibles:
El Picky (picky).
Basta que suene de fondo para que quede repitiéndola por horas y horas y horas...
Con La tonta me pasa lo mismo.
Dos acordes y ya estoy:
“...Y vuelvo a ser
la tonta que se amolda a tu rutina
la que te espera mientras te cocina
que se pone contenta si te ve
si no también…”
And again and again.
Acá explican el porqué y dan algunas soluciones que se resumen en: “dejar de pensar en la canción en cuestión”.
En estos días, falta que alguien diga “traeme..." (lo que sea) para que la mente complete con:
No importa demasiado que esté complicado, se canta igual.
O se hace meme.
¡Buen domingo!