domingo, 27 de febrero de 2022

Libro vs peli - Papeles en el viento

Papeles en el viento - Eduardo Sacheri

Alejandro, “El Mono”, ha muerto. Su hermano y sus amigos, un grupo de hierro desde la infancia, apenas se dan tiempo para el dolor. Les preocupa Guadalupe, la hija del “Mono”. Quieren darle todo el amor que sentían por su amigo y asegurarle un futuro. Pero en el banco no quedó un peso. “El Mono” invirtió todo el dinero que tenía en la compra de un jugador de fútbol, un muchacho que prometía pero se quedó en promesa. Ahora está a préstamo en un club zaparrastroso del Interior. Y los trescientos mil dólares que costó su pase, a punto de evaporarse.
¿Cómo vender a un delantero que no hace goles? ¿Cómo moverse en un mundo cuyas reglas se desconocen? ¿Cómo seguir siendo amigos si los fracasos van abriendo fisuras en las antiguas lealtades? Fernando, Mauricio y “el Ruso”, con las escasas herramientas que poseen, desplegarán una serie de estrategias nacidas del ingenio, la torpeza, el desconcierto o la inspiración, para conseguir su objetivo.
Eduardo Sacheri demuestra una vez más su capacidad para construir personajes entrañables y contar historias que llegan de inmediato al lector. Papeles en el viento es un canto a la amistad, y una prueba de que el amor y el humor pueden más que la melancolía. Una invitación a pensar sobre el poder de la vida para abrirse paso a través del dolor y poner otra vez en marcha la rueda de los días.


Y en la última entrada por el mes del amor, Papeles en el viento: una historia de amistad (que incluye amor por la camiseta)  contada por Sacheri.
No me sale ser imparcial con este autor, así que no van a encontrar un análisis objetivo. Si tengo que criticar, diría que no hay personajes femeninos con peso y algunas cuestiones no envejecieron muy bien... pero, más allá de eso, es una historia contada de manera hermosa y cercana.

El libro tiene película que, creo, sale perdiendo. No es que esté mal, es que en el libro hay cuestiones que cierran mejor.
Libro y peli tienen flashbacks, pero la peli se centra en la adultez de los protagonistas que (salvo el amor por Independiente) parecen tener poco en común: está Mauricio, un abogado exitoso; El Ruso, un emprendedor condenado al "ecsito";  Fernando, un profesor y hermano de El Mono, un ingeniero que no se reconoce a sí mismo como tal, sino como futbolista devenido a dueño del pase de un jugador que fue promesa de la selección sub 17. Cuestión que El mono muere y ese jugador es la única herencia que queda para su hija;  el problema es que la promesa más bien es un paquete y la idea de venderlo para recuperar la inversión es más factible en la teoría que en la práctica.
Esto no sucede en el libro porque los flashbacks, a mi parecer, permiten entender mejor esa amistad que comenzó en la infancia y, incluso con enfrentamientos, se mantiene. También pierde al no poder recrear todos los diálogos. Más allá de que a mí me encantan los diálogos, este tiene geniales que tratan cuestiones prácticas y filosóficas con humor y sentimiento (muy al estilo de Sacheri) y también tiene de esas situaciones (muy al estilo nuestro) de intentar, darse contra la pared, discutir, reconciliarse y seguir intentando... con todo y la pena.

Cuando encuentro un libro que me gusta, pienso con quién lo compartiría y con este me pasó que, además, pensaba a qué hincha de Independiente (y de la lectura) conozco para conocer su opinión porque también habla de la historia del club… pero no conozco a ninguno 😕

domingo, 20 de febrero de 2022

Lo que no se nombra - Gabriela Margall

Lo que no se nombra - Gabriela Margall

En la Argentina próxima al Centenario, las familias acaudaladas desean formar parte de un linaje. Se han trasladado del sur al norte de la ciudad, olvidando las casas que los vieron nacer y, con ellas, el origen de sus familias. Sus ojos están fijos en Europa y en imitar un refinamiento que les es ajeno. Las antiguas viviendas se han transformado en conventillos que cobijan, en la mayor miseria, a los inmigrantes que pueblan Buenos Aires sin ser vistos por la clase dirigente, que da vuelta la cara. Entre tantas cosas mantenidas en silencio, están las hijas de las familias ricas –las princesas de Buenos Aires–, que permanecen en un segundo plano, sin voz ni opiniones propias, como una figura borrosa en una fotografía. Gabriela Margall, en esta consagratoria novela, recrea un universo singular en el que la ciudad y la vida privada se entrelazan, y en el que los personajes borrosos adquieren una voz y un contorno.

Y en el mes del amor… una de amor.

Alguna que otra vez comenté cuanto me gustan las novelas de Gabriela Margall y Lo que no se nombra  tiene de todo eso que disfruto:
-El contexto histórico suficiente para situarse, sin datos de más que distraigan. 
Estamos a principios del siglo XX y Buenos Aires es… Buenos Aires.

-Momentos 😍, momentos 😢, sentido del humor y diálogos también.
—¿Cree que sea grave, doctor?
Federico se confundió.
—No... creo que no es grave.
—Y, ¿qué tiene?
La boca llena de besos.

-Personajes bien delineados:
Victoria tiene ¿rosácea?, mucho tiempo libre y ningún interés práctico. Tampoco tiene idea del mundo o de ella misma; es sensible y bastante cándida.
Según una compañera de trabajo que tenía en el momento que leí la historia por primera vez, Victoria es hueca y “atrasada para la época” (como si las expectativas sobre las personalidades de las heroínas variaran con el siglo un poco sí). 
Según yo, tanto por la época como por su historia personal, se entiende por qué Victoria es cómo es y actúa cómo actúa.
Federico es médico y tiene muy en claro quién es. Tiene ideales, un proyecto, hermanas que quieren verlo casado… además de prejuicios y un pasado humilde.

Ellos se conocen porque el hermano de Victoria fue compañero de Federico en la universidad y… No voy a contar más desde ahí, solo decir que  la historia, con todo y el  tono lúdico, tiene un trasfondo duro que termina de ¿cerrar? después del final de la novela.

Sintetizando: disfruté de Lo que no se nombra cuando la leí por primera vez y en la relectura también.

domingo, 13 de febrero de 2022

¿Pero bien o mal?

Enamorarse:
                                      





Pero a veces:

El problema es cuando:



Por lo menos, mañana se puede responsabilizar a alguien:


Recordatorio: 


Las viñetas son de Comicaina.
El Ig 👉 @Comicaina.
En su 👉sitio encuentran, además de viñetas y el libro Corazón versus cerebro, stickers para descargar.
 

domingo, 6 de febrero de 2022

De a tres - Hoy: tres con declaraciones de amor

Febrero es el mes dela novela negra amor, así que las entradas de este mes hablan de amor.

Hoy les toca a tres libros en los que quienes escriben comparten sus historias personales, escriben sobre las personas que aman y les escriben a esas personas también... Podría decir que son declaraciones de amor.


Feria - Ana Iris Simón 

Aunque no estoy de acuerdo con todas las opiniones de la autora (creo que romantiza algunas situaciones), el libro me pareció hermoso: tiene esa cualidad charlada que siempre disfruto. A través de sus palabras vi el paisaje de La Mancha y compartí con su familia mientras pensaba en la mía que nunca estuvo junta: parte vive en el interior de Argentina, parte en Perú, en Vnzla, España y las pocas veces que fuimos bastantes fue con motivo de alguna visita, casamiento (cada vez menos) o velorio (faltaba más).

La autora habla de querer, de qué hace especiales a sus ojos a quienes quiere y los presenta también. Es una declaración de amor a su familia: a los que están, a los que ya no están y a los que todavía no están.

Y a la España de antes también.

El olvido que seremos - Héctor Abad Faciolince

Héctor Abad repasa su historia familiar atravesada por la historia de Colombia y rinde homenaje a su padre que se encargó de que el autor y sus hermanas fueran felices, se sintieran queridos y escuchados (y a la vez supieran que no todos tenían esa suerte), no solo desde el discurso, sino también desde sus acciones.

Es que Héctor Abad padre, médico y profesor, fue un defensor de la medicina social desde la prevención y el trabajo de campo: vacunas y agua potable, por ejemplo. Fiel a sus principios, muchas veces fue castigado (por unos y por otros) y asesinado en 1987.

Hay una película (que está en Netflix) que recorre los hechos más relevantes del libro y refleja la admiración de ese niño a su padre… claro que lloré pero en la manera en la que el libro está escrito ese amor se hace tangible y lloré más.


Yo nena, yo princesa - Gabriela Mansilla

Yo nena, yo princesa (Luana, la niña que eligió su propio nombre) es el diario en el que Gabriela le cuenta a su hija cómo fueron las cosas desde su nacimiento hasta que -finalmente- le otorgaron el DNI que la identifica legalmente como Luana.

En él relata cronológicamente el nacimiento de sus hijos mellizos, su búsqueda cuando da cuenta de que a uno de ellos lo angustia -y enferma- no verse cómo se quiere ver. Habla de sus dudas, de la vida intrafamiliar, del proceso de aceptación, de no aceptación, de los prejuicios, de la burocracia, de los miedos, de los logros. 

También de cómo buscó ayuda -una y otra vez hasta encontrarla-, de cómo buscó herramientas, de cómo buscó respuestas… de su lucha. La lucha para acompañar el desarrollo de esa criatura que a los cuatro años afirmó ser una nena y llamarse Lulú.

Gabriela publicó también Mariposas libres y Yo nena… tiene película (que no vi) pero una amiga que la vio me dijo que se angustió y comparto el sentimiento: fue una lectura que me indignó, me entristeció (y también me alegró cuando leía que Luana era feliz) muchas veces tengo la sensación de que los derechos están expuestos en una vidriera a la que admirar, pero intentar  hacer uso/ejercicio de ellos resulta bastante dificultoso por no decir imposible... igual me quedo con la idea última del libro que ayuda a visibilizar diferentes realidades. Me quedo con las palabras de amor y de apoyo que Gabriela le dedica a Luana para que no se dañe a sí misma, se acepte, se valore, se quiera.