Si la historia fuera un vino, diría que tiene cuerpo de thiller, con notasde teorías del psicoanálisis y filosóficas, envuelto de un bouquet de mitos griegos.
El caracter está dado por las referencias de varios clásicos de la literatura y fue madurado en los rincones de Buenos Aires.
Y diría que me gustó.
Habíamos conocido a Pablo Rouviot y compañía en Los Padecientes y volvemos a encontrarlo tomando más vino que café.
No es que la trama dé un giro totalmente inesperado, pero es atrapante.
Como en el psicoanálisis, la importancia está puesta en las palabras.
Si tengo que poner un pero: es que sea Pablo el que haga tooooodas las deducciones y recuerde, no solo los clásicos, sino sus personajes, circunstancias, etc.